Este apelativo se aplicó a dos personajes bien distintos en el reinado de Carlos IV. La gente de Madrid llamaba así a Godoy, primer ministro y favorito del rey y sobre todo, según las malas lenguas, de la reina. Según parece, también porque era de Extremadura, donde hay buenos chorizos. Odiado por el pueblo, fue destituido tras el Motín de Aranjuez. Los últimos estudios parecen ser rehabilitantes. El otro choricero fue el tío Rico de Candelario (Salamanca) a quien el rey nombró "proveedor de la casa real" al encontrarlo casualmente un día de caza. Los chorizos de Candelario fueron entonces reconocidos en la Corte y en todo Madrid.
"El verdadero Choricero de la Corte fue el tío José Rico de Candelario."
